Perguntando-me sobre como um texto tão marcado de incoerências como o do assessor parlamentar pode causar tanta celeuma, só posso chegar a conclusão de que Alberto Mansuelti está certo: "... pero hay una no pequeña diferencia entre las ideas malas y las buenas: no corren la misma suerte ni obtienen el mismo reconocimiento, como el propio Mises experimentó en sus duros exilios y su azarosa vida profesional y universitaria (y Hayek hasta 1974, cuando obtuvo su medio Nobel). Las ideas malas van a favor de las naturales inclinaciones del hombre hacia el mal. En particular de la tendencia a abusar del poder, a incrementarlo, a robar y a hacer negocios a su amparo sin servicio a los mercados, y a imponer doctrinas desde las magistraturas públicas en lugar de predicarlas desde el llano. Por eso, para las ideas malas la acogida es buena, y porque se disfrazan de buenas. Y la mayor parte de las gentes las adopta con presta credulidad cuando se les ofrece “almuerzo gratis”, y cuando la demagogia halaga su orgullo y vanidad hablando de “las virtudes del pueblo” y nunca de sus defectos y vicios.
Las ideas buenas siempre hallan innumerables obstáculos y muy serias dificultades; y por ello requieren mayores esfuerzos, redoblados en todos los frentes: intelectual, académico, cultural, periodístico, eclesiástico, etc.; y sobre todo político, por el efecto demostración negativo que tiene su ausencia en el ruedo político."
Idéias ruins se propagam a uma velocidade estonteante, fazem sucesso estrondoso nas correntes de e-mail e viram bandeiras de esquerda.
As boas ficam relegadas aos desterro e exílio.
Nenhum comentário:
Postar um comentário